Elías David Curiel
Elías David Curiel nacque il 9 agosto del 1871 a Santa Ana de Coro, una delle più antiche città e capitale dello stato di Falcón, a nordovest del Venezuela, sulle coste del Mare Caraibico. I suoi genitori, David Curiel Maduro e Exilda Abenatar de Curiel, erano giudei safarditi, provenienti dal giudaismo riformista dell’Olanda, che furono esiliati sull’isola di Curaçao[1] e in seguito, nel 1824, furono tra i primi a trasferirsi a Santa Ana de Coro, dove Joseph Curiel, nonno del poeta, fu patriarca–fondatore della comunità safardita di Santa Ana de Coro. Elías David Curiel fece i suoi studi nella città natale e successivamente iniziò a lavorare come educatore nel “Collegio de Coro”. Fu uno dei primi collaboratori del settimanale “El Obrero”, di Santa Ana de Coro. Il 25 aprile del 1905 venne incaricato dal Presidente del governo regionale di Falcón di comporre l’Inno della Stato. Collaborò con varie riviste e giornali molto noti, tra cui: “Armonía Literaria” e “El Cojo Ilustrado”, quest’ultima, rivista quindicinale con cui collaborò dal 1896 al 1914. Nel 1922, fondò il periodico “La Cantera”, insieme al poeta e amico Antonio José Hermoso. Dal 1923 al 1924 fu, invece, redattore del quotidiano: “El Día”, di proprietà di Emilio Ramírez. Fu trovato morto pressappoco due giorni dopo il suo decesso, che presumibilmente avvenne tra il 24 e il 26 settembre del 1924. Il poeta aveva 53 anni. Fu seppellito nel cimitero giudeo di Santa Ana de Coro. Non pubblicò raccolte poetiche in vita. Le pubblicazioni di Elías David Curiel sono tutte postume, a partire dal 1944, quando venne pubblicata per la prima volta la raccolta: Poemas en Flor, curata da Rafael Vaz, sotto il decreto del Governo dello Stato Falcón. Nel 1961 venne pubblicata: Obra poética, curata da Luis Arturo Domínguez. Nel 1974 venne pubblicata Obras Completas, curata da Ernesto Silva Tellería. Nel 2003 venne infine pubblicata: Ebredad de Nube, tratta dall’opera già curata da Ernesto Silva Tellería con l’aggiunta di: Apuntes Literarios y Poemas Inéditos.
[1] Comprende l’arcipelago della isole ABC, nel Mare Caraibico, che costituiscono i territori d’oltreoceano dei Paesi Bassi, e sono formate da 3 isole: Aruba, Bonarie e Curaçao. L’isola di Curaçao è la più grande e popolosa dell’arcipelago ed è situata nella parte meridionale del Mare Caraibico, di fronte alle coste del Venezuela.
Mal de luna
Blanca noche. Me enfermo de mal de luna. Un prado. Surtidores.
Estatuas. Indecisas penumbras. Temblorosas claridades.
Una niña, en su blanco peinador semi-envuelta, entre las flores,
me espera, junto a una de las marmóreas míticas deidades!
Esa desconocida, que me aguarda, a los tímidos fulgores
de las rubias estrellas en un pensil cuyas frondosidades
penumbrosas acendran perfumes de sus labios tentadores,
suda el humor divino de las divinas voluptuosidades!
Sentado, junto a ella, sobre un banco de musgo, entre las rosas
y en medio a las estatuas ― pentélico cenáculo de diosas ―
le diré que del arte, del que ella es símbolo, el amor es cuna.
Me exprimirá un racimo de uvas en la boca con un beso.
Morderé una manzana: su corazón. Y en mi memoria impreso
su amor, será mi alma la visión de un jardín lleno de luna!
Amo la boca en que arde
Amo la boca en que arde
la púrpura del beso
y las pupilas húmedas
de rocío y de fuego.
Amo la carne rosa
del mal velado seno,
y el poema que ritman
las curvas en el cuerpo.
Amo los brazos, víboras
de tentación que al cuello
se enroscan y acarician
la nuca con los dedos.
Y es vivir dentro del agua
el deseo con que fragua
mi alma todos sus placeres
entre flores y mujeres
transparentes como el agua.
Ven y bríndame en tu seno
una copa de veneno,
olorosa como el heno
acabado de cortar.
Treparé las breves lomas,
morderé las ígneas pomas,
y creeré que las palomas
se comienzan a arrullar.
Boca que es brasa de ciprina hoguera;
el seno, orbe de nácar; la vellosa
nuca, al mordisco, sazonada pera.
Maravillosamente silenciosa.
Desorientación
Desorientado en medio de la llanura
desolada, no encuentro la dirección,
pues no hay polar estrella, ni tengo brújula,
ni en el Orto sombrío despunta el Sol.
Camino largo trecho, camino mucho,
del imprevisto acaso siempre a merced;
y cuando la fatiga detiene el rumbo,
siempre en el mismo sitio me hallo de pie.
Es porque retrocedo siempre que avanzo.
Los puntos cardinales trastueca el gris
nocturno y soy peonza sobre mis pasos,
sin que del llano negro logre salir.
Fluir oigo en remota clepsidra, el agua,
muerto de sed y ardido por el calor…
Y no sé en mi extravío ni a dónde vaya,
ni en dónde estoy!
La lógica del ritmo
Sin luz, sin emoción y sin idea,
nocturnamente silenciosa, el alma,
el sello de su gris y muda calma
en sus creaciones imprimir desea.
Con la palabra indócil forcejea.
Recibe el polen como mustia palma.
Confuso anhelo su fastidio ensalma
y un caos de luz en sus estrofas crea.
Sin que concepto y sensación se acorden,
desequilibra en su poema el orden;
mas ― de un instante psíquico resumen ―
preside el desconcierto de la forma
el ritmo, que es del Universo norma
y armonía genésica del numem.
La realidad es lo invisible
La realidad es lo invisible. El velo
de Isis la ciencia cerebral descorre.
Da en la Esfinge y rebota su escalpelo.
Y sólo el vate a quien el deus acorre,
domina a plena luz todo el Santuario
desde su negra y estrellada torre.
Torre que del Futuro es campanario
y del silencio sideral asilo…
Allí, de estrella a estrella, el visionario
tiende toda su alma como un hilo!
Zona ambiente
Vivo vida monótona, la calma
de la muerta ciudad que fue mi cuna
— en donde emparedada, como en una
bóveda ardiente — se me asfixia el alma.
Floreció en numen en mi estéril calma.
Fue la aridez de mi región la cuna
de mis estrofas, donde encuentro una
linfa de amor para la sed del alma.
Cuando es mi pecho del fastidio cuna
e intento entonces respirar en una
canción de hielo mi tediosa calma;
si la intención no halla en el estro cuna,
mi nativa ciudad me parece una
bóveda ardente en que se asfixia el alma.
Escorzo
Pared iluminada. Sobre uma
parduzca sombra, que proyecta un banco,
extrema pata lignea em bloc de luna
cincela un trunco palarcito blanco.
Copia sutil de sepulcral columna:
marmóreo emblema de un Amor, que manco,
ya no sostiene el tálamo y la cuna.
Sobre el cimiento desplomóse el anco.
La columna brevísima en mi loca
psique el tronchado monumento evoca,
símbolo pétreo en la mortuaria estancia.
Retrospectiva la mirada pierdo …
Amórfico, acromático recuerdo
queda embebido en la incosciente infancia.
Judith
a Aurora Tinoco
Contra tu ley ¡oh, Dios! el inhumano
ultrajó de Betulia el santo fuero,
y en orgullo empinándose altanero,
granito imaginó su empeño vano.
Por mi diestra armó tu soberano
poder. Tu ira tronó contra el Artero:
templé en el propio corazón mi acero
y por tu amor decapité al Tirano.
¡Salve, Elegido de Israel!¡Victoria!
Siempre que nuble la impiedad la gloria
de la justicia con que el Orbe llenas,
troncha y barre, Señor, tus enemigos,
como la hoz del segador los trigos
y el soplo del desierto las arenas.
Más allá de la vida
a S. De Lima Salcedo
Y quizás es tal vez, talvez seguro
que, detrás del aspecto de las cosas,
vivan las almas en las cosas presas.
Así detrás del muro
del jardín conventual entre las rosas
presentimos las pálidas profesas.
Antes de ser nosotros,
¿nuestras almas han sido
otros seres y en otros
planetas han vivido?
(La Noche calla y balbucea Eolo).
¿El genésico amor fabrica sólo
la viviente morada,
donde la Esposa mística, velada
de azul, a Cristo espera
o es Psiquis, cuerpo astral, sólo la esfera
hermética en que habita el Ego humano,
como si en cada espíritu en su arcano
su proprio Cristo gestatorio fuera
o fuera en gestación un dios pagano?
Antes que el Cosmos fuera y fuera el alma,
¿qué fue nuestro sistema de ocho mundos
que fecundiza el Sol, como áurea palma
de luz. ¿Mares de lodo?
¿Es todo igual en el inmenso Todo?
Filosofía de antaño
a Salomón López Fonseca
¡Cómo es engañadora la esperanza!¡Y qué iluso
el ombre que se guía por esa falsa luz
si marca el derrotero de sus aspiraciones!
Fuego fatuo es indicio de próximo ataúd.
¡Cómo los espejismos del desierto seducen
al sediento y rendido viajador que oye y ve
el rumor de las fuentes y el musgo del oasis,
colchón de sus fatigas y copa de su sed!
Envuélvelo en la túnica llameante del mito
desde un cielo de bronce la inclemencia del Sol;
la polidipsia rompe como espada de fuego,
sus venas de que salta purpurino licor.
Tuerce el rumbo inexperto viandante, no te olvides
que te imaginas fascinadora realidad
una nada de polvo, humo y sombra; viajero,
huye de la feérica mentira del erial.
¡Cómo el cristal prismático de la ilusión se quiebra!
¿Do la hueca esmeralda y el cóncavo rubí,
a través de los cuales contemplamos el mundo,
palenque de las grandes luchas del Porvenir?
Más que correr tras esos fantasmas intangibles,
despojémonos toda sensible facultad
y vivamos la vida de las cosas inertes,
como buques hundidos en el fondo del mar.
Mas no. El dolor explica la existencia, e incógnita
del eterno problema del mundo es el dolor.
Sin esa esfinge muda ― el dolor ― el fastidio
secará la jugosa raíz del corazón.
Sería la anestesia del alma el solo fruto
que produjera el árbol del absoluto bien,
y la temida muerte ― la cruz de la Esperanza ―
la redentora única del inactivo ser!
Sólo quien sufre siente la plenitud del goce.
¿Qué es la ventura efímera? Su misma brevedad
constituye la intensa, la insondable alegría
que produce su plena posesión al mortal.
¿Qué la gloria es dorada quimera? La quimera
en el crisol del numen ― alma ardiente ― fundid
y sentiréis la suma satisfacción humana:
¡encarnar en el bronce del genio el Porvenir!
Sí, la vida es amor. La vida se derrumba
por el amor ― genésica equidad ―
el Amor, porque echa raíces en la tumba,
florece y fructifica por toda eternidad!
Mal di luna
Bianca notte. Mi ammalo di mal di luna. Un prato. Fontanili
Statue. Indecise penombre. Tremule chiarezze.
Una fanciulla, nella sua bianca mantella semi–avvolta, nei fiori,
mi attende, vicino a una delle marmoree, mitiche divinità!
Questa sconosciuta che mi aspetta, ai timidi bagliori
delle rubre stelle, in un giardino le cui frondosità
ombrose maturano profumi delle sue labbra tentatrici,
trasuda l’umore divino delle divine voluttuosità!
Seduto, vicino a lei, su una panca di muschio, tra le rose
in mezzo alle statue ― pentelico cenacolo di dee ―
le dirò che dell’arte, della quale è simbolo, l’amore è culla.
Mi spremerà un grappolo d’uve sulla bocca con un bacio.
Morderò una mela: il suo cuore. E nella mia mente impresso
il suo amore, sarà la mia anima la visione d’un giardino pieno di luna!
Amo la bocca in cui arde
Amo la bocca in cui arde
la porpora del bacio
e le pupille umide
di rugiada e di fuoco.
Amo la carne rosea
del mal velato seno,
e la poesia che ritmano
le curve del corpo.
Amo le braccia, vipere
di tentazione che alla gola
s’attorcigliano e carezzano
il collo con le dita.
Ed è vivere dentro l’acqua
il desiderio con cui forgia
la mia anima tutti i suoi piaceri
tra fiori e donne
trasparenti come l’acqua.
Vieni e offrimi dal tuo seno
una coppa di veleno,
profumata come il fieno
appena tagliato.
Salirò le brevi colline,
morderò gli ardenti pomi,
e crederò che le colombe
comincino a tubare.
Bocca che è brace di ciprio falò;
il seno, orbe di madreperla; la nuca
capelluta, al morso, pera matura.
Meravigliosamente silenziosa.
Disorientamento
Disorientato in mezzo alla pianura
desolata, non trovo direzione,
non c’è stella polare, non ho bussola,
né nell’Orto[1] ombroso spunta il Sole.
Cammino un lungo tratto, cammino molto,
del caso imprevisto sempre alla mercé;
e quando la fatica frangia la rotta,
allo stesso punto sempre mi trovo in piedi.
È perché retrocedo ogni volta che avanzo.
I punti cardinali appanna il grigio notturno,
sono una trottola sui miei passi,
e dalla nera pianura non riesco ad uscire.
Sento fluire in remota clessidra, l’acqua,
morto di sete e arso dalla calura.
E non so nel mio vagare né dove sono
né dove andare!
La logica del ritmo
Senza luce, senza emozione e senza idea,
notturnamente silenziosa, l’anima,
l’impronta della sua grigia e muta calma
vuol imprimere nelle sue creazioni.
Con la parola indocile dibatte.
Riceve polline come palma appassita.
Confuso anelo il suo fastidio cantilena
e un caos di luce nelle sue strofe crea.
Senza che concetto e sensazione s’accordino,
disequilibra l’ordine nella sua poesia;
ma ― da un istante psichico riassunto ―
presiede lo sconcerto della forma
il ritmo che è dell’Universo norma
e armonia congenita del nume.
La realtà è l’invisibile
La realtà è l’invisibile. La scienza cerebrale
il velo d’Iside dipana. Batte sulla Sfinge
e rimbalza il suo scalpello.
E solo il vate al quale il dio accorre,
a piena luce domina tutto il Santuario
dalla sua nera e stellata torre.
Torre che del Futuro è campanario
e asilo del silenzio siderale …
Lassù, da stella a stella, il visionario
stende tutta la sua anima come un filo!
Zona ambiente
Vivo vita monotona, la calma
della morta città che fu la mia culla,
― dove è murata, come in una volta
ardente ― l’anima va a soffocare.
Fiorì in nume nella mia sterile calma.
Fu l’aridezza della mia regione la culla
delle mie strofe, dove trovo una linfa
d’amore per la sete dell’anima.
Quando il mio petto è culla del fastidio
e intento respirare in una canzone
di ghiaccio la mia tediosa calma;
se l’intenzione non trova nell’estro culla,
la mia natia città mi sembra una volta
ardente in cui l’anima va a soffocare.
Scorcio
Parete illuminata. Sopra un’ombra
brunastra che proietta una panca,
estremo artiglio ligneo in blocco di luna
cesella un tronco palazzotto bianco.
Copia sottile di sepolcrale colonna:
marmoreo emblema d’un Amore, che reciso,
ormai non sostiene il talamo e la culla.
Alle fondamenta cade il fianco.
La colonna cortissima nella mia folle
psiche evoca il tronco monumento,
simbolo lapideo nella mortuaria stanza.
In retrospettiva lo sguardo perdo …
amorfo, acromatico ricordo
resta imbevuto nell’incosciente infanzia.
Giuditta[2]
ad Aurora Tinoco
Contro la tua legge O, Dio! l’inumano
oltraggiò il sacro foro di Betulia,
e nell’orgoglio sollevandosi altero,
granito immaginò il suo impegno vano.
Nella mia destra s’armò il tuo sovrano
potere. Tuonò la tua ira contro il Malvagio:
temprai dentro il cuore il mio acciaio
e per il tuo amore decapitai il Tiranno.
Salve, Eletto d’Israele! Vittoria!
Sempre offuschi la gloria della giustizia
l’empietà con cui l’Orbe si riempie,
trancia e spazza, Signore, i tuoi nemici,
come grani la falce del mietitore
e sabbie il soffio del deserto.
Più in là della vita
a S. De Lima Salcedo
E chissà è forse, forse vero
che, dietro l’aspetto delle cose,
vivano le anime nelle cose prese.
Così come dietro il muro
del giardino conventuale tra le rose
presentiamo le pallide maestre.
Prima di essere noi stessi,
le nostre anime sono state
altri esseri e in altri
pianeti hanno vissuto?
(La Notte tace e balbetta Eolo).
Il congenito amore fabbrica solo
la vivente dimora,
dove la Sposa mistica, velata
d’azzurro, attende Cristo
o è Psiche, corpo astrale, la sola sfera
ermetica in cui abita l’Ego umano,
come se in ogni spirito nel suo arcano
stesse il proprio Cristo gestatorio
o stesse in gestazione un dio pagano?
Prima che il Cosmo fosse e l’anima fosse,
che cosa fu il nostro sistema di otto mondi
che feconda il Sole, come aurea palma
di luce. Mari di fango?
È tutto uguale nell’immenso Tutto?
Filosofia di una volta
a Salomón López Fonseca
Come è ingannevole la speranza! E che illuso
l’uomo che orientato verso quella falsa luce
traccia la rotta delle proprie aspirazioni!
Fuoco fatuo è indizio di imminente sepoltura.
Come i miraggi del deserto seducono
l’assetato e stanco viaggiatore che sente e vede
i rumori delle fonti e il muschio dell’oasi,
cuscini per le sue fatiche e coppa per la sua sete!
Avvolgi nella tunica fiammante del mito
l’inclemenza del Sole da un cielo di bronzo;
la polidipsia rompe come spada di fuoco,
le sue vene da cui zampilla porporino liquore.
Devia la rotta incauto viandante, non dimenticare
che tu immagini affascinante realtà
un nulla di polvere, fumo e ombra; viaggiatore,
fuggi dalla feerica menzogna della steppa.
Come si frange il cristallo prismatico dell’illusione!
Dove è il cavo smeraldo e il concavo rubino,
attraverso i quali contempliamo il mondo,
campo delle grandi battaglie del Futuro?
A correre dietro quei fantasmi intangibili,
scialacquiamo ogni sensibile facoltà
e viviamo la vita delle cose inerti,
come navi affossate sul fondo del mare.
Ma no. Il dolore spiega l’esistenza, e incognita
dell’eterno problema del mondo è il dolore.
Senza quella muta sfinge ― il dolore ― l’avverso
seccherebbe la succosa radice del cuore.
Sarebbe anestesia dell’anima il solo frutto
che producesse l’albero del bene assoluto,
e la temuta morte ― la croce della Speranza ―
la redentrice unica dell’inattivo essere!
Solo chi soffre sente la pienezza del piacere.
Che cos’è l’effimera sorte? La sua stessa brevità
costituisce l’intensa, l’insondabile allegria
che produce al mortale il suo pieno possesso.
Che la gloria sia dorata chimera? Fondete
la chimera nel crogiolo del nume ― anima ardente ―
e sentirete la somma soddisfazione umana:
incarnare nel bronzo del genio il Futuro!
Sì, la vita è amore. La vita si stravolge
per l’amore ― congenita equità ―
perché l’Amore mette radici dentro la tomba,
fiorisce e fruttifica per ogni eternità!
[1] Il termine è utilizzato nell’accezione di “sorgere del sole”, per estensione: l’Oriente, il Levante.
[2] Si riferisce al libro biblico di Giuditta, nel quale è narrato la sconfitta del duce assiro Oloferne, persecutore del popolo d’Israele, durante l’assedio contro la città di Betulia, situata approssimativamente a sud della pianura di Esdrelon e Dothain. L’io poetico è la stessa Giuditta, vedova ebrea, che decapitò il condottiero assiro Oloferne.