Natalia Romero
Sobre la poesía de Natalia Romero
La poesía de Natalia Romero narra la vida desde un lugar de constatación y aprendizaje. La naturaleza es asombrosa, a veces acompaña al motivo del poema, otras veces la naturaleza acciona sobre el yo poético y de allí sobreviene la reflexión. En un lenguaje simple, cotidiano, urbano, Romero describe el mundo y lo comparte, para que formemos parte de él.
Enrique Solinas
De el hilo dorado. Muestra de poesía argentina reciente, Vallejo & Co., 2015.
Prólogo de Mario Pera; selección y notas críticas de Enrique Solinas
Sulla poesia di Natalia Romero
La poesia di Natalia Romero racconta la storia da un luogo di constatazione e di apprendimento. La natura è sorprendente, a volte accompagna l’occasione della poesia, a volte la natura agisce sull’io poetico e da lì sopraggiunge la riflessione. In un linguaggio semplice, quotidiano, cittadino, Romero descrive il mondo e lo condivide, perché possiamo farne parte.
Enrique Solinas
Da el hilo dorado. Muestra de poesía argentina reciente, Vallejo & Co., 2015.
Prólogo de Mario Pera; selección y notas críticas de Enrique Solinas
Monte Hermoso
Escalamos la montaña
de arena.
Se queman
las plantas de los pies
nos acostumbramos
pisamos con fuerza
queremos llegar
al centro de la tierra.
El médano dorado
parece un meteoro.
Nosotras lo queremos
es nuestro refugio del verano.
Desde lo alto
cerramos los ojos
nos tiramos
y rodamos por la superficie
plana de la playa.
Estamos lejos de la cima otra vez.
Tenemos arena en los ojos
las uñas los oídos
la boca.
Masticamos los granos
que se disuelven
como el azúcar de los copos
o la sal del mar.
Te miro, estás riendo
te ves tan parecida a mamá.
El sol del mediodía
nos deja la piel
cada vez más roja.
En el cielo
no hay una sola nube.
Al costado del monte
unos cardos, unas flores amarillas
que me recuerdan a los penachos
que crecían en nuestro balcón.
Miramos otra vez la cima.
A lo lejos suena el mar.
Después de varias escaladas
iremos a zambullirnos
hasta quedar transparentes
como las algas.
(de Nací en verano, 2014)
Última fotografía
Ella camina adelante, él
se queda parado frente a un árbol
de flores recién brotadas.
Ella no se da vuelta para mirarlo
pero sabe que se detuvo:
no salta más la tierra
detrás suyo, haciendo nubes rojizas
no ruedan las piedritas del camino
con el arrastre de sus zapatillas de lona.
Él levanta la vista, ella
está en el centro de la vía
y flamean los volados de su vestido azul.
Su figura se hace cada vez más chiquita
pasa una camioneta con ovejas y cabras
y levanta todo el polvo de la ruta
hasta desdibujar las líneas
que bordean el camino
(de Nací en verano, 2014)
Cascada
Llegamos al valle.
Hay que subir la montaña
después de pasar el sendero
por el que nos llevó la camioneta
que nos levantó en la ruta.
Yo no sé quién soy
entonces no pregunto adónde vamos,
me dejo llevar.
El cielo está despejado
y el sol retumba
sobre el camino liso de tierra seca.
Todo es dorado a esta hora de la tarde.
Somos varios los que vamos hacia la montaña
algunos de los chicos están desnudos
bajo esas toallas anudadas a la cintura.
Yo disimulo, mi piel está roja
cada vez más roja
pero pienso que es parte
de la entrega a la naturaleza.
Es solo naturaleza, me digo.
Caminamos durante un rato largo
el suficiente como para perder
la noción del tiempo.
Vas adelante y ya no veo
ni el contorno de tu espalda.
El calor sube por la tierra
y empaña el horizonte.
La montaña está adentro de otra montaña.
Cruzamos unos troncos sobre el río
Tengo tanto miedo de que me lleve la corriente
pero veo el suelo de piedras plateadas
y las piso con fuerza, me sostengo.
El agua de la cascada
cae como si cayera sin tocar nunca nada.
Hay que meterse por debajo de un túnel
detrás de la piedra más grande
y ahí, adentro de la montaña
el mundo huele a roca y el color es terso
y el frío es seco.
Cruzo la caída del agua con brazadas grandes
el peso del agua me empuja.
Al abrir los ojos mi boca casi está muerta.
El cielo se abre entre los árboles.
Película
El dique está casi vacío
este verano
y el sol me guía
por la marca que deja
sobre el agua, esos brillos
como chispas en la superficie
marcan la profundidad.
Me acuerdo
de la película que ví
la noche antes del viaje.
El actor contaba los años
que su hijo viviría
sin él
después de su muerte.
No quiero pensarlo
pero lo pienso:
cuántos son los años
que ya vivo sin vos
cuántos me quedan
sin nombrarte más.
Podríamos haber venido alguna vez
a esta casa.
A veces, hago como si habláramos
por teléfono.
Te cuento que te encantaría
cómo quedó la zona
tan arbolada
y tranquila en esta época.
Te cuento de los frutos nuevos
del ciruelo
del ceibo que se secó en la esquina.
Es extraño no recordar un tono
en la distancia de la voz.
El agua me llega a la cintura
me estiro, sumergida
todos los sonidos
forman un mismo cuerpo.
Aguacero
Cuando pasamos el río Sauce Grande
la ruta es toda de niebla
si seguimos el sendero del agua
llegamos a la playa,
hay lagunas de lluvia
por el camino
el campo se vuelve océano.
Pienso que puedo morir ahora.
Vemos solo líquido que nos cubre
creemos estar al refugio
en el auto que nos lleva.
El agua es un cuerpo inmenso
no se corta, nunca sangra.
Adelante un auto hace luces intermitentes
rojo amarillo rojo
la cortina de agua lo cubre todo.
Seremos libres
devueltos por la tormenta
sin más abrigo que la lluvia.
Caen sapos del cielo me dijo mi abuelo
yo los vi.
Había olor a mar.
(de Nací en verano, 2014)
Monte Bello
Scaliamo la montagna
di sabbia
si bruciano
le piante dei piedi
ci abituiamo
pestiamo con forza
vogliamo arrivare
al centro della terra.
La duna dorata
sembra un meteorite.
Noialtre lo vogliamo
è il nostro rifugio dell’estate.
Dall’alto chiudiamo gli occhi
ci buttiamo
e rotoliamo sulla superfice
piatta della spiaggia.
Siamo lontani dalla cima un’altra volta.
Abbiamo sabbia negli occhi
le unghie le orecchie
la bocca.
Mastichiamo i granelli
che si dissolvono
come dei fiocchi di zucchero
o il sale del mare.
Ti guardo stai ridendo
ti vedi così somigliante alla mamma.
Il sole di mezzogiorno
ci lascia la pelle
ogni volta più rossa.
Nel cielo
non c’è una sola nuvola.
Sul fianco del monte
dei cardi, dei fiori gialli
che mi ricordano le celosie
che crescevano sul nostro balcone.
Guardiamo un’altra volta la cima.
Lontano suona il mare.
Dopo diverse scalate
Andremo a tuffarci
fino a rimanere trasparenti
come le alghe.
(da Sono nata in estate, 2014)
Ultima fotografia
Lei cammina avanti, lui
si ferma in piedi davanti a un albero
dai fiori appena germogliati.
Lei non si volta per guardarlo
ma sa che si è fermato:
non vibra più la terra
dietro di lei, si fanno nubi rosse
non rotolano le pietre del cammino
con il trascinare delle sue scarpe di gomma.
Lui alza lo sguardo, lei
è nel centro della via
e svolazzano i volant del suo vestito azzurro
La sua figura diventa sempre più graziosa
passa una camionetta con pecore e capre
e solleva tutta la polvere della strada
ad offuscare le linee
che bordeggiano il cammino.
(da Sono nata in estate, 2014)
Cascata
Arriviamo nella valle.
Bisogna scalare la montagna
dopo aver passato il sentiero
da dove ci ha portato il minibus
che ci ha raccolto nel cammino.
Io non so chi sono
Quindi non domando dove andiamo,
mi lascio portare.
Il cielo è limpido
Il sole picchia
sul cammino liscio di terra.
Tutto è dorato a quest’ora del pomeriggio.
Siamo diversi quelli che vanno verso la montagna
alcuni dei ragazzi sono nudi
sotto gli asciugamani annodati intorno alla vita.
Io dissimulo, la mia pelle è rossa
ogni volta più rossa
ma penso che sia parte
del darsi alla natura.
E’ solo la natura, mi dico.
Camminiamo abbastanza tempo
quanto basta per perdere
la nozione del tempo.
Vai davanti io già non vedo
nemmeno la figura della tua schiena.
Il calore sale dalla terra
e appanna l’orizzonte.
La montagna è dietro un’altra montagna.
Incrociamo dei tronchi sul fiume
Ho così tanta paura che mi porti via la corrente
ma vedo il fondo di pietre argentate
e le pesto con forza, mi sostengo.
L’acqua della cascata
cade come se cadesse senza toccare mai nulla.
Bisogna mettersi dentro un tunnel
dietro la pietra più grande
e lì, dentro la montagna
il mondo odora di pietra e il colore è terso
e il freddo secco.
Attraverso la caduta dell’acqua a grandi bracciate
il peso dell’acqua mi spinge.
All’aprire gli occhi la mia bocca è quasi morta.
Il cielo si apre tra gli alberi.
Film
La diga è quasi vuota
quest’estate
e il sole mi guida
per il segno che lascia
sull’acqua, quei brillii
come scintille sulla superficie
segnano la profondità.
Mi ricordo
del film che ho visto
la notte prima del viaggio.
L’attore contava gli anni
che suo figlio avrebbe vissuto
senza di lui
dopo la sua morte.
Non voglio pensarlo
però lo penso:
quanti sono gli anni
che già vivo senta te
quanti me ne restano
senza più chiamarti.
Saremmo potuti venire una volta
in questa casa.
A volte, faccio come se parlassimo
al telefono.
Ti racconto quel che ti piacerebbe
come è diventata la zona
con tanti alberi
e tranquilla in questo periodo.
Ti racconto dei frutti nuovi
del prugno
la eritrina che si è seccata all’angolo.
E’ strano non ricordare un tono
nella distanza della voce.
L’acqua mi arriva ai fianchi
mi stendo, sommersa
tutti i suoni
formano lo stesso corpo.
Acquazzone
Quando passiamo il fiume Sauce Grande
il cammino è tutto di nebbia
se seguiamo il sentiero dell’acqua
arriviamo alla spiaggia,
ci sono lagune di pioggia
nel cammino
la campagna si fa oceano.
Penso che posso morire adesso.
Vediamo solo il liquido che ci copre
crediamo d’essere al riparo
nell’auto che ci porta.
L’acqua è un corpo immenso
non si taglia, mai sanguina.
Davanti un auto ha luci intermittenti
rosso giallo rosso
La cortina d’acqua copre tutto.
Saremo liberi
restituiti dal temporale
senz’altro impermeabile che la pioggia.
Cadono rospi dal cielo mi disse mio nonno
io li ho visti.
C’era odore di mare.
(da Sono nata in estate, 2014)
Natalia Romero (Buenos Aires, 1985) es Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Dirige la librería tienda virtual A Cien Metros de la Orilla (www.acienmetros.com.ar), especializada en poesía, nueva narrativa y editoriales independientes. Publicó en poesía Nací en verano (2014, forma parte de antologías nacionales y colabora con revistas literarias y blogs. Dicta talleres de poesía y escritura, individuales y grupales. Algunos de sus poemas pueden leerse en: www.todaslascostas.blogspot.com.
Natalia Romero (Buenos Aires, 1985) è laureata in Scienze della Comunicazione. Dirige la libreria negozio virtuale A Cien Metros de la Orilla (A Cento Metri dalla Riva), specializzata in poesia, nuova narrativa e editori indipendenti. In poesia ha pubblicato Sono nata in estate (2014), è presente in antologie nazionali e collabora con riviste letterarie e blog. Da corsi di poesia e scrittura individuali e di gruppo. Alcune sue poesie possono essere lette: www.todaslascostas.blogspot.com.